LAS FASES DE LA RESPUESTA SEXUAL HUMANA
En nuestro séptimo programa TOPSEXCRET inicié
mi intervención acerca de las disfunciones sexuales aludiendo a las fases en
las que la sexología divide la respuesta sexual humana; estas son cinco: deseo,
excitación, meseta, orgasmo y resolución. Este modelo fue propuesto en 1966 por
el doctor William Masters y su esposa Virginia Johnson, sexólogo y psicóloga
respectivamente, conocidos por su importante contribución a la ciencia
sexológica y pioneros en la terapia sexual moderna. A partir de estas cinco
fases no sólo conocemos lo que ocurre en nuestro cuerpo en el momento del sexo
sino, además, las distintas dificultades del hombre o de la mujer que
obstaculizan o impiden el normal desarrollo de su sexualidad.
Nuestra carismática presentadora, Neelsy
Bencomo, me miraba con ojos de extrañeza: “¿Qué es eso de meseta?”
–preguntaba-. En la radio, como igualmente ocurre en televisión, el tiempo es
oro por lo que expliqué este apartado muy someramente, de modo que seguramente
ni a Neelsy, ni a ninguno de los presentes, ni a los oyentes, les quedó lo
suficientemente claro. Es por ello que debo explicarme más detenidamente a
través de este blog de modo que podáis comprender que es eso de las cinco fases
que se dan en la actividad sexual:
1.- FASE
DE DESEO: En esta fase previa al acto sexual no se aprecian cambios
fisiológicos significativos aunque se desarrollan aspectos psicológicos
complejos que tienen por finalidad la consecución de la actividad sexual.
En esta fase se encuadran las disfunciones que
tienen que ver con los trastornos del deseo: Deseo sexual inhibido, bajo deseo
sexual, ausencia de fantasías o por el contrario la hipersexualidad o adicción
al sexo.
2.-FASE
DE EXCITACIÓN: Es la fase de los juegos previos y del sexo oral, si
este se diera. En este momento nuestro organismo experimenta los siguientes
cambios:
En el hombre:
Comienza a producirse la erección que cada vez se va haciendo más rígida y hace
su aparición el líquido preseminal proveniente de las glándulas de Cowper. El
escroto (la piel que envuelve los testículos) comienza a engrosarse y los
testículos comienzan a ascender, aumentan el ritmo cardíaco, la presión
sanguínea, la tensión muscular y nerviosa y produciéndose un aumento del tamaño
de los testículos.
En la mujer:
Comienza la lubricación vaginal y los dos tercios interiores de la vagina se
expanden. Los labios externos de la vagina aumentan su tamaño y se retira de la
abertura vaginal. Los labios internos se hacen más gruesos y el útero se
desplaza hacia arriba. El tamaño de los pechos aumenta ligeramente y los
pezones se ponen erectos. El clítoris alcanza un mayor tamaño. En el 50% de las mujeres aparece el rubor sexual (esto
es un enrojecimiento de la piel, especialmente en las zonas del rostro y el
pecho). Aumentan el ritmo cardíaco, la presión arterial y la tensión
neuromuscular general.
En esta fase pueden darse las disfunciones
propias de la excitación, la ausencia de erección en el varón y los problemas
de lubricación en la mujer, principalmente. El incorrecto o insuficiente
desarrollo de esta etapa conlleva los principales problemas en la mujer que
dificultan la consecución orgásmica y las sensaciones de dolor en la
penetración posterior.
3.- FASE
DE MESETA: Es el momento de la penetración propiamente dicho, que se
encuadra entre el final de los juegos sexuales previos y el orgasmo.
En el hombre: En
esta fase el glande se agranda ligeramente, los testículos ascienden, y puede
aparecer fluido previo a la eyaculación. En uno de cada cuatro hombres aparece
el rubor sexual (centrado principalmente en la piel del pecho y la parte alta
del abdomen), el ritmo cardíaco y la presión sanguínea continúan aumentando
(hasta 175 pulsaciones por minuto) y la respiración se hace más superficial y
rápida. Se dan contracciones de las glándulas prostática y seminales. Hacia la
mitad de esta fase se da un aumento considerable del tono muscular y la agudeza
visual y auditiva disminuyen.
En la mujer:
Aparece una mayor lubricación vaginal y se produce un aumento de la plataforma
orgásmica (se trata del primer tercio de la vagina, la parte vaginal sensible y
capaz de percibir sensaciones, mide
alrededor de 13
centímetros, razón por la cual los sexólogos insistimos
tanto en que el tamaño del pene no es tan importante pues, si éste mide esta
longitud, es perfectamente funcional. Mayor tamaño puede implicar mayor
excitación visual, pero no más placer sexual). El clítoris se aparta del
capuchón clitorídeo (equivalente al prepucio masculino), los labios vaginales
adquieren un cambio de color volviéndose más oscuros, se intensifica el rubor
sexual y la aureola (piel oscura que rodea los pezones) se hace más prominente.
El ritmo cardíaco y la presión sanguínea se intensifican (hasta 175 pulsaciones
por minuto), la respiración se hace superficial y rápida, hay un mayor aumento
de la tensión neuromuscular y la agudeza visual y auditiva disminuyen.
Dentro de esta fase encontramos las
disfunciones femeninas de vaginismo (sensación de dolor) y dispareunia (cierre
involuntario de los músculos vaginales dificultando o impidiendo completamente
la penetración). Los problemas masculinos en esta etapa se relacionan con un
desempeño sexual inadecuado. En el caso de los eyaculadores precoces no se da
esta fase y se pasa directamente de un grado de excitación alto a la
eyaculación y el orgasmo.
4.-FASE
DE ORGASMO: es la respuesta psicofísica a la tensión sexual acumulada
durante todo el proceso, por tanto no es el fin del acto sexual sino el
resultado.
En el hombre: Se
dan contracciones rítmicas involuntarias en la próstata, vesículas seminales,
recto y pene. Los testículos ascienden totalmente quedando muy pegados al
cuerpo y poco después tiene lugar la eyaculación. El rubor sexual, si está
presente, alcanza su mayor extensión y el ritmo cardíaco, la presión arterial y
el ritmo respiratorio se encuentran al máximo (a partir de 180 pulsaciones por
minuto). Se da una pérdida del control voluntario muscular y pueden producirse
espasmos en las manos, la cara y los pies.
En la mujer: Se
inician las contracciones rítmicas involuntarias de la plataforma orgásmica y
del útero. El rubor sexual alcanza su máxima intensidad y expansión. Se dan
contracciones involuntarias del esfínter rectal. La presión arterial, el ritmo
cardiaco y el ritmo respiratorio alcanzan su nivel máximo (a partir de 180
pulsaciones por minuto). Pérdida del control voluntario muscular, pudiendo
darse espasmos en los grupos musculares de la cara, las manos o los pies.
En esta fase se encuentran los trastornos de
anorgasmia, más frecuentes en mujeres que en hombres, y las disfunciones
masculinas que se relacionan con la eyaculación, especialmente la anhedonia
eyaculatoria (eyaculación sin sensaciones placenteras) y la eyaculación
retardada (dificultad masculina para alcanzar el orgasmo). Eventualmente puede
darse la eyaculación asténica, esto es cuando la emisión del semen se desarrolla
sin fuerza habitualmente por el debilitamiento del músculo pubocoxígeo (Pc);
este tipo de eyaculación no significa patología alguna que deba ser signo de
preocupación ni impide la correcta capacidad de fecundación del hombre.
5.- FASE
DE RESOLUCIÓN: Se corresponde con las sensaciones subjetivas de
satisfacción sexual.
En el hombre: Los
signos propios de esta fase son la pérdida de la erección y la vuelta al tamaño
normal de manera progresiva del pene y los testículos. Tiene lugar el período
refractario, esto es, la incapacidad de tener una nueva erección tras haber
eyaculado. Este período es variable y, en general, se hace más amplio con la
edad aunque intervienen múltiples factores que se relacionan con el estado de
salud, físico y hormonal del individuo. En los más jóvenes (de 16 a 25 años) este período
puede ser muy breve o inexistente, mientras que en el hombre que pasa los 45
años puede ser incluso de días.
Desaparece el rubor sexual aunque la tensión
neuromuscular puede continuar. El ritmo cardíaco, la presión arterial y la
respiración vuelven al estado en que se encontraban antes del comienzo de la
fase de excitación. La agudeza visual y auditiva recuperan su normalidad y se
percibe una sensación general de relajación.
En la mujer: De
cinco a diez minutos después del orgasmo, el clítoris regresa a su posición
normal y desaparece la plataforma orgásmica. Pasados entre 10 y 15 minutos los
labios vaginales adoptan el tamaño y el color habitual. La vagina, el útero y
el cérvix (cuello del útero) regresan rápidamente a su posición de reposo. El
rubor sexual y La erección de los pezones desaparecen con más lentitud y puede
continuar la tensión neuromuscular con alteraciones en los grupos musculares
señalados anteriormente. La agudeza visual y auditiva así como la presión
arterial, el ritmo cardiaco y la respiración vuelven a sus estados normales.
Predomina una sensación generalizada de relajación.
Los problemas sexuales de esta fase se
relacionan concretamente con la satisfacción sexual. La insatisfacción tiene
múltiples causas una de ellas es la eyaculación precoz que impide el normal
desarrollo de la relación creando insatisfacción en la mujer y un sentimiento
de frustración en el hombre. Otras veces la insatisfacción viene dada por el
mal desempeño sexual del varón o por no haber dado el suficiente tiempo a los
juegos previos (fase 2). En general este esquema es bastante más complejo a la
hora de la terapia sexológica pero os puede dar una idea básica acerca de lo
que ocurre en nuestro cuerpo cuando tenemos relaciones sexuales.
José A. Rojas @SEXOLOGOROJAS