jueves, 23 de enero de 2014

LOS PROBLEMAS SEXUALES MÁS HABITUALES EN PAREJA


A medida que las relaciones de pareja van avanzando en el tiempo pueden ir apareciendo distintas dificultades que bloquean, impiden o dificultan la normal vivencia de la sexualidad. Los problemas sexuales en la pareja son, y así deben ser entendidos por los miembros que la integran, lo suficientemente importantes como para ser fuente de insatisfacción, lo cual deriva negativamente en otros aspectos de la relación. Una sexualidad escasa, pobre o carente de aspectos novedosos sin duda enfría la relación a nivel integral; no debe sorprendernos que la causa más común de infidelidad o de ruptura en las parejas no sea otra que la insatisfacción a nivel sexual. Por ello es importante que cuidemos los detalles sexuales con esmero, preocupándonos de la satisfacción de nuestr@ compañer@ y para ello es imprescindible la comunicación sincera en pareja. A día de hoy disponemos de medios, profesionales, información y productos para que nuestra vida erótica sea rica y variada. El sexo crea vínculo y como tal, funciona como un punto de unión indiscutible en la pareja. Muchas son las dificultades que hay que superar en una relación pero, si notas que algo va mal, revisa ante todo cómo está el grado de comunicación, confianza y sinceridad con tu pareja. Revisa también qué grado de satisfacción sexual tiene cada uno de sus miembros. Veamos ahora cuáles son los problemas de pareja más habituales a nivel sexual y qué podemos hacer para solucionarlo:

 - Rutina o monotonía sexual: Es sin duda la dificultad más habitual en las parejas estables, con años de relación. Es cierto que la plenitud sexual abarca los dos primeros años; sin embargo esto no significa, ni mucho menos, que desaparezca el deseo sexual, ni que las relaciones sexuales tengan que bajar necesariamente su intensidad. El error más habitual en este sentido es que las parejas, con el paso del tiempo, reserven un día concreto de la semana, el mismo lugar, la misma hora, las mismas posturas y una sucesión de actos más o menos mecánicos establecidos que restan espontaneidad al sexo volviéndolo rutinario y eliminando el “factor sorpresa”. Si bien para que una relación de pareja alcance su nivel óptimo es preciso re-enamorar a la otra parte continuamente, en el sexo es necesario establecer cambios que hagan que el encuentro resulte siempre novedoso. Sal de la cama, cambia de habitación, erotiza el resto de la casa si es posible, sal fuera del hogar, añade un poco de aventura a vuestra sexualidad, desarrolla junto a el o junto a ella nuevas fantasías sexuales, introduce nuevas prácticas, nuevas posturas. Introduce juguetes sexuales en tu relación. Actualmente dispones de una amplia gama de productos sexuales seguros, especialmente diseñados para prolongar el encuentro y excitar a tu pareja, para aumentar el deseo sexual, para intensificar su orgasmo o el de ambos, para dar un toque especial a tus relaciones enriqueciéndolas y haciéndolas siempre nuevas. Estos productos favorecen además otros aspectos no estrictamente sexuales como el desarrollo de la complicidad y de la comunicación. Como sexólogo-terapeuta te aconsejo eliminar todos esos mitos que a veces nos bloquean, recuerda que un vibrador, si eres chico, no es tu competidor. Recuerda, si eres chica, que el uso de masturbadores por parte de tu chico no supone ninguna trama en tu contra, muy al contrario es, ni más ni menos, un buen “entrenamiento” a través del cual él puede desarrollar un mejor desempeño sexual cuando esté contigo; de echo la masturbación de un chico que tiene pareja da como resultado que él aumente su deseo por tener más y mejores relaciones con su compañer@.

 - Desajustes de la frecuencia sexual: Otro de los problemas habituales es el espaciamiento de las relaciones sexuales a medida que las parejas cumplen años de relación. Es frecuente que uno de los miembros demande más actividad sexual al otro o que uno de ellos sea más activo sexualmente que el otro. La negativa de uno de sus miembros crea frustración e insatisfacción en la otra parte. Este aspecto lo podemos solucionar poniendo un poco de nuestra parte y entendiendo las necesidades sexuales de nuestr@ compañer@ y desterrando el mito que identifica que sexualidad es lo mismo que coito o penetración.

Entendido esto es fácilmente solucionable acordando la frecuencia sexual coital adecuada y estableciendo para la otra parte otras actividades sexuales complementarias que puedan cubrir sus peticiones, esto es, practicar masajes y juegos eróticos que podemos complementar con el uso de juguetes sexuales para la consecución del orgasmo, así como sexo oral o masturbación.

 - Prácticas sexuales no deseadas: En ocasiones pueden darse deseos de prácticas sexuales concretas que son deseadas por un miembro de la pareja y no deseadas por el otro. Tal es el caso bastante habitual del sexo anal y en contadas ocasiones, del sexo oral. El miedo de las mujeres hacia el sexo anal es perfectamente comprensible por dos motivos principales: la higiene y el dolor. Ambos pueden ser tratados pues existen productos específicos para higienizar esta zona e igualmente lubricantes especiales que incluso incorporan lociones que atenúan el posible dolor o lo eliminan. Esta zona no tiene la capacidad de lubricación y dilatación que sí existe en la vagina, pero existen dilatadores que cumplen esa función. Por ello el sexo anal requiere de técnica, paciencia y de los productos necesarios, y son precisamente estos tres elementos los que le fallan a muchos hombres. También existen muchos mitos e ideas erróneas acerca del sexo anal que pueden dañar la imagen de la mujer que lo practica y que constituyen una razón más para la negación por parte de ellas. Lo más importante siempre, llegados a este punto, es respetar la decisión de la mujer. Si hacemos las cosas bien pero ella no lo desea igualmente le causará dolor, pudiendo causarle lesiones y sangrado. Es posible que las mujeres tengan disfrute sexual a través de esta práctica pero es condición indispensable que ellas lo deseen y así lo expresen. Con respecto al sexo oral, la negación viene dada, entre otras cuestiones, por haber recibido una “educación” sexual restrictiva que condena la sexualidad y que entiende sólo la penetración como vía de reproducción sin admitir el placer sexual como tal, ni prácticas sexuales que vayan más allá de lo que estas ideologías permiten. En este sentido también es habitual que muchos hombres no permitan a sus mujeres ningún tipo de estimulación anal por considerarla una práctica homosexual. Se trata de una zona erógena para cualquier hombre y no existen prácticas exclusivas de ninguna orientación sexual. Una vez entendido esto puede cambiar nuestra vivencia de la sexualidad. En cualquier caso la fantasía sexual más habitual en los hombres son aquellas actividades sexuales que no pueden realizar con su pareja.

 - Sexo y embarazo: En el embarazo puede verse alterada la vida sexual de la pareja. La gestación puede afectar hormonalmente a la mujer alterando su deseo sexual, aunque generalmente su líbido es modificada positivamente. Sin embargo este rasgo positivo se puede bloquear por dos factores:
 1.- Autopercepción. Muchas mujeres en este momento evitan las relaciones sexuales al considerar que los signos del embarazo le restan atractivo ante su pareja.
 2.- El mito del daño al feto. Está muy extendida la idea errónea de que las relaciones sexuales en el embarazo son riesgosas para el bebé. En el momento del embarazo la mujer debe tener presente que lo cierto es que la inmensa mayoría de los varones encuentran en el embarazo de su pareja un motivo más de excitación, percibiéndolas con un gran atractivo. “La tripa” propia del embarazo es sexy para los hombres, por tanto ese complejo físico carece de sentido. Respecto al posible daño al feto tampoco hay motivo para preocuparse. Este mito pierde el sentido mediante la explicación real: El bebé está protegido de todo agente externo porque se encuentra envuelto en un saco amniótico, de modo que es totalmente imposible causarle daños mediante la actividad sexual aún siendo ésta vigorosa. Por si esto fuera poco, además se ha demostrado el efecto positivo de la actividad sexual de la mujer sobre su futuro hijo ya que el placer y el bienestar de la madre son percibidos por el feto, como lo son también las sensaciones negativas. En efecto, reprimir la sexualidad en esta etapa puede causar más daño al futuro hijo por las sensaciones de tristeza y represión que causa en su madre.

 - SEXO TRAS UN CÁNCER GINECOLÓGICO: Reiniciar la vida sexual tras un cáncer ginecológico (de útero o de mama) se convierte en un acontecimiento delicado. Es un momento crucial en el que se ha dejado atrás un tratamiento más o menos largo y fuerte con un impacto a nivel psicológico importante. Pongamos el caso de que a la mujer se le haya practicado una mastectomía (amputación de un pecho para evitar el proceso de expansión de un tumor maligno). Esta situación marca psicológicamente un antes y un después en la vida de la mujer por ser los pechos femeninos el atributo de la feminidad por excelencia. Es normal que una vez superada la etapa médica el reinicio de la actividad sexual se posponga contínuamente debido a la inseguridad que este asunto le genera así como por la situación de debilidad psicológica que el tratamiento y la propia cirugía le ha dejado. La recuperación es lenta y el asumir este tipo de patología lleva tiempo, por lo que el papel de la pareja es fundamental. Una vez se decide a retomar la vida sexual, la mujer se cuestiona el impacto que su cuerpo puede causar en su pareja. Es esencial que llegado a este momento la pareja le brinde mayor afecto y cercanía si cabe, así como un refuerzo de su autoestima a nivel físico. Con un correcto proceder por parte del varón la mujer puede ir alcanzando una mayor autoconfianza volviendo nuevamente a disfrutar de la sexualidad.

 - SEXO TRAS UN EPISODIO DE INFIDELIDAD: No todas las parejas que atraviesan una situación de infidelidad por parte de uno de sus miembros concluyen en la ruptura. Muchas son las parejas que acuden a terapia para superar esta situación valorando los aspectos positivos que han vivido juntos y con el deseo de superar esta situación negativa. Sin embargo la sexualidad de la pareja en cuestión es uno de los aspectos más vulnerables al haber afectado esta situación a la confianza de la parte que ha sufrido la infidelidad. Sin duda cuando una pareja atraviesa por esta situación debe acudir a un profesional de la terapia de pareja para retomar la normalidad de su vida en común y también de su sexualidad si consideran que la relación es aún salvable.

 - AUSENCIA DE RELACIONES: A menudo los terapeutas escuchamos historias de parejas a las que sólo les va bien en el sexo. A menudo también escuchamos historias de parejas que viven como tal pero sin relaciones. Ni una cosa ni la otra. Una pareja que sólo le va bien en las relaciones sexuales no vale la pena; una pareja es mucho más que sexo. Una pareja que convive como tal sin relaciones, no vale la pena y al tiempo se convierten en una especie de amigos o hermanos sin más. El sexo crea vínculo, cercanía y complicidad en la pareja aunque no lo es todo. La pareja sin sexo frustra este aspecto importante potenciando que la vivencia de la sexualidad, que no puede ser reprimida por mucho tiempo, se realice finalmente con terceras personas, fuera de la relación. Muchas son las parejas que rompen a raíz de una vida sexual no satisfactoria con lo cual debemos darle la importancia adecuada.

 - MUJERES INSATISFECHAS: Puede ocurrir por diversos motivos. Las mujeres expresan especialmente tres aspectos que causan en ellas insatisfacción sexual y que son el deficiente desempeño sexual por parte del varón, los problemas relacionados con la erección y con la eyaculación precoz. Entender el proceso más lento de excitación femenina es fundamental para la satisfacción sexual de la compañera prolongando la fase de excitación (juego previo a la penetración), así como ponernos en las manos de un especialista para solucionar los casos de disfunción eréctil, que no sólo se define como imposibilidad de tener una erección sino como dificultad para mantenerla durante todo el proceso del acto sexual. O los problemas derivados de la eyaculación precoz, solucionables mediante ejercicios en la terapia con el sexólogo. Ambos problemas a medida que pasa el tiempo se vuelven más graves y es entonces cuando es necesaria la medicación que en la mayoría de los casos pudo haber sido evitada de haberse tratado desde la etapa inicial. En este sentido es necesario que los varones pierdan el miedo a la consulta con el profesional y se despojen de la creencia popular de que consultar estos problemas pone en tela de juicio la masculinidad de quien consulta.

Es todo lo contrario; ponernos en manos del profesional es hacernos un favor a nosotros mismos, con la terapia y el tratamiento adecuado podremos disfrutar de una sexualidad sin limitaciones.

 José A. Rojas.@SEXOLOGOROJAS
Terapeuta de pareja y sexólogo de @TOPSEXCRET

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