La adolescencia es una etapa de cambios físicos, hormonales,
psicológicos, sociales y sexuales. Todo esto hace que el adolescente tenga una
personalidad especial, a veces marcada por la rebeldía. Hablar de sexualidad
con un hijo adolescente, a fin de darle las pautas necesarias, a menudo se hace
una tarea difícil o incómoda. Siga las siguientes pautas:
1.- Sea un padre
con presencia en la vida de sus hijos: Esto significa que su hijo o
hija adolescente responderá con mayor o menor interés dependiendo del tiempo
que usted pase con él o con ella. Hay padres que pasan la jornada fuera del
hogar y, con el paso de los años, se convierten ante los ojos de sus hijos en
unos auténticos extraños. Los hijos deben percibir la cercanía de los padres y
el interés por sus asuntos desde que son pequeños. Si usted se ha perdido el
crecimiento de sus hijos no pretenda que llegada la adolescencia le tomen en
serio. Debe hablarle de sexualidad desde una edad temprana sin esperar a que
lleguen a esta etapa o a que tengan su primera pareja.
2.- Elija el
momento adecuado: Es mejor hablar de sexo con los hijos demasiado
pronto que hacerlo demasiado tarde. El inicio del desarrollo sexual comienza de
una forma más marcada en la pubertad o preadolescencia, en torno a los 11 años.
Es el momento de los amores platónicos, aquellos amores inalcanzables que no
son correspondidos. Aproveche ese momento para instruirlos con una educación
sexual adecuada e insista no sólo en la parte sexual-genital de las relaciones
sino en todo el aspecto afectivo de las mismas, muchas veces olvidada por los
padres.
3.- Supere la
vergüenza: El sentir vergüenza
al hablar de sexo con un hijo que todavía tiene mucho de niño es normal y debe
aceptarlo pero sin que ese sentimiento se imponga como una barrera. Su hijo o
hija necesita que usted le ayude a asumir su sexualidad de una forma natural,
necesita sentir su apoyo. Deseche el mito de que hablar con sus hijos de
sexualidad a edad temprana es inducirlos a la experimentación sexual. La
experiencia de la sexualidad llega a cada persona en su momento
independientemente se les haya hablado o no de la materia, pero si se les ha
orientado correrán menos riesgos evitando que busquen a terceros que les
proporcionen informaciones erróneas.
4.- Elija el tono
adecuado: Converse de forma tranquila, no use imperativos. Demuéstrele
con sus palabras que confía en él o en ella y que le presupone capacitado para
tomar la mejor decisión. Oriéntele acerca de las mejores opciones pero no le prohiba
expresamente, recuerde que la prohibición causa mayor tentación. Prohibir es la
puerta del deseo y precisamente a esa edad basta una prohibición para que hagan
precisamente lo contrario.
5.- Acepte la
incomodidad: No hay nada de malo en que los hijos observen los
comportamientos más humanos de sus padres y pocas cosas tan humanas como
sentirse incómodos.
6.- Tenga en
cuenta las formas de sacar el tema: Sentarse cara a cara puede resultar
intimidante para el adolescente; puede sentirse presionado y marcharse. Lo más
correcto es abordar esta situación en un ambiente relajado donde la mirada
directa no les intimide ni tengan opción de evadirse de la conversación
levantándose y huyendo. Aproveche un viaje en el coche.
7.- Sea
imaginativo: Evite hablarle con fórmulas sacadas de libros y que su
hijo no identifique como propias de sus padres. Aproveche a sacar el tema a
raíz de la letra de una canción de moda o que le guste, del contenido de una
serie, de una película o de un anuncio…
8.- Adapte el lenguaje
a su edad y sea claro: Llame a las cosas por su nombre, no disfrace la
realidad con comparaciones infantiles, no le trate como un niño.
9.- Haga
afirmaciones generales: Si utiliza la fórmula “porque tu…”, su hijo se
sentirá atacado de manera directa. Hable en general, a esa edad tiene sobrada
capacidad para atrapar las ideas importantes que se le quieran expresar sin
necesidad de acusarle. Las preguntas directas sólo servirán para que se cierre
a la conversación. Si sabe ganar su confianza acabará por contarle sus
vivencias por sí mismo.
10.- Procure que
sea una conversación, no un monólogo: Este punto requiere especial
cuidado, puede preguntar su opinión sobre temas concretos pero cuide de que el
o ella no le perciba curiosidad por conocer sus intimidades. Si identifica,
aunque sea erróneamente, que su intención es saber su comportamiento sexual en
sus mínimos detalles se cerrará completamente a continuar con la conversación.
Igualmente tenga en cuenta que si sólo habla usted lo más normal será que el
adolescente “desconecte” mentalmente. Se trata de encontrar el punto de
equilibrio.
11.- No de
respuestas apresuradas: A no ser que sea usted un experto en
sexualidad, es necesario consultar algunas dudas de los más jóvenes para
informarles debidamente. Muchas veces los padres se encuentran perdidos ante
algunos conceptos o no saben qué enfoque dar a algunas cuestiones. A fin de no
ofrecerles informaciones erróneas considere la opción de consultar y más tarde
retomar nuevamente la conversación.
12.- Analice el
entorno educativo de sus hijos: Recuerde que si usted le ofrece una
visión natural de la sexualidad a sus hijos con la finalidad de que la integren
en su vida con responsabilidad y con una visión positiva, pero en cambio su
escolarización está en manos de colegios y centros educativos de marcada
ideología religiosa, el niño o adolescente recibirá ideas contradictorias de
modo que pudiera crearle, a medio o largo plazo, ciertos problemas con la
propia sexualidad. Si usted decide por convicción educarle bajo las teorías
morales de una determinada creencia está en su derecho pero, si no es así, opte
siempre por colegios que no postulen una determinada ideología moral.
José A. Rojas @SEXOLOGOROJAS
Sexólogo de @topsexcret
No hay comentarios:
Publicar un comentario