Con bastante frecuencia recibo preguntas de hombres, del
tipo “¿ Qué tengo que decir en un bar, en una discoteca o en cualquier otro
lugar determinado para ligar?” La pregunta alude claramente a una frase “mágica”,
impactante, implacable, infalible, sin margen de error.
Los hombres a menudo se preocupan demasiado por el lenguaje
verbal, necesitan saber qué palabras pueden suscitar interés en una mujer. La
respuesta siempre es la misma; no le demos tanta importancia al qué y prestemos
más atención al cómo. Especialmente las mujeres son muy detallistas y reparan
en aspectos no verbales que a menudo a los hombres se nos escapan. Si bien no
podemos despreciar el lenguaje verbal –recordemos que las mujeres experimentan
excitación por cómo le hablamos- , ellas deducen con perfecta precisión aspectos
de la personalidad masculina según el comportamiento del hombre que tienen ante
sus ojos, de modo que detectan con enorme facilidad quién es seguro o inseguro
de sí mismo, quién se siente nervioso ante la presencia femenina, quién quiere
sexo a toda costa y quien se acerca a ellas con naturalidad, quien es tímido y
quién no, cuáles tienen sobradas experiencias con mujeres y cuáles están experimentando aún. Todo,
absolutamente todo, lo intuyen con apenas una mirada. Es parte de la naturaleza
intuitiva de la mujer…
En el “arte” de la seducción, tal como ocurre en la
comunicación humana en términos generales, el lenguaje del cuerpo tiene una
relevancia que no siempre es considerada en su justa dimensión. A la hora de
seducir a una mujer, sin duda, este aspecto de lo que transmitimos con nuestro
cuerpo, con “nuestra forma de estar” es mucho más importante que las palabras
que digamos. De hecho, una misma frase, acompañada por distintos gestos faciales,
con diferentes posturas corporales y con diversos tonos de voz causa en la
misma mujer, aún siendo la misma frase, efectos muy distintos. Dicho de otra
manera, no te rechazan tanto por lo que les dices sino por lo que les
trasmites.
Hay tres aspectos que si una mujer detecta estás perdido –y lo
detecta apenas te estás acercando a ella-, una es el miedo, otra la auto-anticipación
del fracaso y por último la baja autoestima y la inseguridad de sí mismo del
propio hombre. Esta es la razón por la que muchos hombres no muy agraciados físicamente
atraen con gran magnetismo a muchas mujeres y por los que otros realmente
atractivos no tienen el éxito que por su físico sería esperable. De todas
formas ninguna mujer es igual a otra, ni a todas le gustan los mismos tipos de
hombres, pero todas coinciden en que, más allá del físico masculino, lo que les
transmite un chico puede hacerlas cambiar de opinión para bien o para mal.
Recapitulando, a la hora de acercarte a una mujer es
preferible que digas algo sin relevancia pero que lo hagas con seguridad y con
simpatía –si se ríen contigo ya tienes una buena parte del trabajo ganado- a
que le digas algo bien interesante pero que de tu actitud ellas deduzcan
timidez, inseguridad, temor, miedo al rechazo o que adoptes una postura rígida,
signo de que la situación te está desbordando.
Ser un poco “picante” o un poco “descarado” funciona sólo
con algunas mujeres, generalmente con las que no tienen problema en tener sexo
casual, de modo que analiza a la fémina
en cuestión antes de actuar…
En el lenguaje de la seducción se intercambia información sin palabras,
generalmente ellas expresan lo que piensan de ti en su modo de actuar, en la
mirada, en sus gestos, incluso en su forma de estar de pie o sentadas, en el movimiento
de sus manos…; diversos signos que evidencian su interés en ti que sin duda en
otro artículo si es de vuestro interés expondré de manera detallada. Es importante
reconocer cuando una mujer podría estar interesada en ti ya que socialmente no
suelen ser ellas las que den el primer paso. La seducción consiste en un juego
de señales más o menos evidentes entre dos personas. En definitiva, no existe
esa frase mágica que te asegure el éxito con una mujer, pero si eres hombre y quieres
lograr atraer a una de ellas revisa tus posturas, tu mirada –la mirada se puede
educar-, tus formas de expresarte con el cuerpo y no te obsesiones tanto con el
físico; la belleza está en los ojos de quien la desea contemplar, aunque no por
ello dejes de cuidar tu imagen. Trabaja la autoestima y convéncete de que no
eres ni menos ni más que otros; no te compares, supera la timidez y échale
valor. Todo es cuestión de práctica.
JOSÉ A. ROJAS ALONSO
SEXÓLOGO Y TERAPEUTA DE TOPSEXCRET
Facebook: Sexólogo José A. Rojas
Twiter: @SEXOLOGOROJAS
Sexologo-tenerife@hotmail.es
No hay comentarios:
Publicar un comentario